Los creadores de videojuegos se enfrentan a una situación difícil. Solo en 2023, se estima que 10,500 personas perdieron sus empleos en la industria, y este año la cifra ha alcanzado aproximadamente los 11,000.
Microsoft, propietaria de Xbox y de estudios como Activision Blizzard, cerró en mayo Alpha Dog Games y Tango Gameworks. Además, los sistemas de inteligencia artificial generativa, desarrollados por empresas como OpenAI, están siendo integrados en numerosas industrias, sustituyendo a un número creciente de trabajadores.
Es probable que el sector de los videojuegos se convierta en uno de los principales objetivos de la inteligencia artificial. El poder económico de la IA ya supera al de Hollywood, en gran parte porque su mano de obra no está sindicalizada.
La IA está tomando más responsabilidades dentro de la industria, realizando tareas que antes requerían intervención humana. Esto ha generado un proceso de “descualificación” de los empleados, que pueden ser despedidos, renunciar o jubilarse sin ser reemplazados.
Sin embargo, los directivos no siempre utilizan la IA como un sustituto directo de los trabajadores; en muchos casos, la emplean para aumentar la productividad, compensar las bajas o reducir costos. Este cambio no solo implica eliminar empleos, sino que refleja decisiones ejecutivas complejas y en ocasiones poco transparentes.
Actualmente, los artistas gráficos son quienes sienten más ansiedad por el reemplazo que la IA podría suponer. Los más afectados son ilustradores, artistas de activos y diseñadores gráficos.
La inteligencia artificial generativa ya produce imágenes 2D de calidad aceptable para estudios con presupuestos limitados. Aunque no sustituye a las grandes producciones artísticas, sí cubre las necesidades de clientes que priorizan el costo sobre la calidad, afectando el trabajo de muchos profesionales. Sin embargo, tareas como la programación y la dirección 3D aún presentan mayor complejidad para la IA.
Es importante notar que la automatización ha sido parte de la industria de los videojuegos durante años. Pero el auge actual no se debe a esa automatización tradicional, sino a los modelos de IA generativa, impulsados por grandes modelos de lenguaje y sistemas relacionados.
Un informe reciente de la consultora CVL Economics, encargado por grupos comerciales del entretenimiento, indica que la industria de los videojuegos ha delegado a la IA más tareas que sectores como el cine, la música o la televisión. Según una encuesta a trescientos directivos y ejecutivos, el 90% de las empresas ya utilizan programas de IA generativa.
¿Qué dice la ley al respecto?
En Estados Unidos, para que una obra esté protegida por derechos de autor, debe tener un autor humano, lo que deja a Hollywood y a la industria en general en una situación incierta. Existe además un vacío legal en torno al uso de obras sin licencia para entrenar sistemas de IA, algo que podría vulnerar derechos de autor. Incluso cuando la IA genera contenido a partir de instrucciones humanas, los tribunales tienden a negar protección de derechos de autor para estas creaciones.
En trabajos como descripciones de personajes, arte conceptual o códigos que no son parte del producto final, resulta complicado determinar si se violan derechos de autor. La pregunta clave es: ¿cómo demostrar que se están infringiendo estos derechos?
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