Ciberseguridad en el sector legal: normativas clave y protección de la información confidencial

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En una era donde los datos son uno de los activos más valiosos, el sector legal se enfrenta a un doble desafío: adaptarse al entorno digital y garantizar, al mismo tiempo, la protección de información altamente sensible. Despachos de abogados, asesorías jurídicas y departamentos legales manejan a diario documentos estratégicos, comunicaciones privadas, pruebas e información confidencial de clientes. La ciberseguridad, en este contexto, no es opcional: es un deber ético, profesional y legal.


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A nivel europeo y nacional, el marco normativo ha avanzado para obligar a las organizaciones a proteger sus sistemas y datos frente a ciberataques. Pero, ¿cuáles son las normativas clave? ¿Y cómo afectan específicamente al ámbito legal?


1. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)


Aprobado en 2016 y de aplicación directa desde 2018, el RGPD es la piedra angular de la protección de datos en Europa. Este reglamento establece que todas las entidades que traten datos personales deben garantizar su integridad, confidencialidad y disponibilidad, implementando medidas técnicas y organizativas adecuadas.


En el sector legal, esto se traduce en obligaciones como:


1. Asegurar el acceso restringido a expedientes y bases de datos.


2. Evitar el uso de canales inseguros para el envío de documentación (como el correo electrónico sin cifrar).


3. Notificar cualquier violación de seguridad en un plazo de 72 horas a la autoridad de control (en España, la AEPD).



El incumplimiento puede conllevar sanciones millonarias, pero además, afecta gravemente a la reputación profesional de cualquier despacho o abogado.


2. La Directiva NIS2 y su transposición en España


La Directiva NIS2 (Network and Information Security), aprobada por la Unión Europea en 2022, amplía las exigencias de ciberseguridad a un mayor número de sectores, incluyendo aquellos considerados esenciales e importantes para la economía y la sociedad.


Aunque aún está en proceso de transposición al ordenamiento jurídico español, se espera que afecte también a proveedores de servicios legales que utilicen sistemas informáticos críticos o que colaboren con la Administración Pública. Establece requisitos como:



1. Evaluaciones periódicas de riesgos.


2. Planes de respuesta ante incidentes de seguridad.


3. Obligación de reporte ante ataques relevantes.


3. La Ley Orgánica 7/2021 sobre protección de datos personales tratados con fines de prevención del delito



En el ámbito penal o procesal, los despachos que tratan datos en relación con procedimientos judiciales pueden estar sujetos a esta norma, que refuerza la protección de datos en el marco de investigaciones y procesos penales. Requiere medidas de seguridad específicas, dada la sensibilidad y naturaleza legal de los datos tratados.


4. Esquema Nacional de Seguridad (ENS)


En el caso de despachos que trabajen con organismos públicos o en procesos administrativos digitales, el cumplimiento del Esquema Nacional de Seguridad puede ser obligatorio o recomendable. Este marco define principios, requisitos y niveles de seguridad aplicables a los sistemas de información que manejan datos públicos.



Aunque en principio afecta a las AAPP, también se aplica a empresas y entidades colaboradoras del sector público.


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Ciberseguridad en el sector legal: más allá del cumplimiento


No basta con cumplir la ley. La ciberseguridad en el ámbito legal implica también un compromiso activo con la ética profesional y la confianza del cliente. Algunas prácticas clave incluyen:


1. Uso de software seguro y sistemas de gestión documental con control de acceso.


2. Cifrado de comunicaciones (correo electrónico, mensajería, videollamadas).


3. Formación del personal en ciberhigiene: cómo identificar correos sospechosos, evitar conexiones inseguras, etc.


  • Políticas internas claras sobre el uso de dispositivos móviles, almacenamiento en la nube y destrucción de información.


En el sector legal, proteger la información no es solo una cuestión técnica: es una responsabilidad profesional con implicaciones legales, reputacionales y, en muchos casos, humanas. La normativa europea y española avanza hacia un modelo cada vez más exigente, que obliga a los despachos a blindar sus sistemas y procesos. Adaptarse a estas exigencias no solo es necesario para cumplir con la ley, sino también para asegurar lo más valioso que tiene un profesional del Derecho: la confianza de sus clientes.

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