Ciberestafas en vacaciones: cómo protegerte este verano en la era digital

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El verano es sinónimo de descanso, viajes y desconexión. Sin embargo, mientras las personas planean escapadas y comparten momentos en redes sociales, los ciberdelincuentes afinan sus tácticas. Para ellos, la temporada estival es un periodo de oportunidades: usuarios más confiados, dispositivos más expuestos y hábitos digitales menos vigilantes. La combinación perfecta para cometer fraudes, robos de identidad y ataques dirigidos.


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Una de las amenazas más habituales durante las vacaciones son las redes WiFi públicas. En aeropuertos, estaciones de tren, cafeterías, hoteles o incluso chiringuitos de playa, es común encontrar conexiones abiertas que prometen acceso gratuito a internet. Lo que muchos desconocen es que estas redes pueden ser fácilmente interceptadas por atacantes, o incluso haber sido creadas por ellos con el único fin de capturar datos personales. Acceder al correo electrónico, realizar operaciones bancarias o introducir contraseñas desde una red insegura puede abrir la puerta a una violación de la privacidad sin que el usuario lo perciba en el momento.


El auge de las reservas de alojamiento a través de plataformas digitales también ha traído consigo una oleada de estafas durante los meses estivales. Cada verano se repiten los casos de personas que contratan apartamentos o habitaciones que no existen, gestionadas por perfiles falsos que desaparecen tras recibir el pago. El escenario es casi siempre el mismo: una oferta demasiado atractiva, una urgencia aparente para cerrar la reserva y la solicitud de realizar el pago fuera del canal oficial. La recomendación de los expertos es desconfiar de los chollos excesivos, comprobar siempre las valoraciones del alojamiento y no realizar transferencias directas fuera de las plataformas reconocidas.


Otro punto crítico en la seguridad digital de los viajeros es el uso de sus propios dispositivos. Móviles, tablets y portátiles se convierten en fieles compañeros durante las vacaciones, pero no siempre están adecuadamente protegidos. La pérdida o robo de uno de estos aparatos puede traducirse en el acceso no autorizado a fotos personales, datos bancarios, correos electrónicos e incluso claves de acceso a servicios corporativos. Aun así, todavía es frecuente encontrar móviles sin ningún sistema de desbloqueo, o sin herramientas activadas para la localización y el borrado remoto de la información en caso de emergencia.


Por otro lado, las redes sociales también juegan un papel importante en la exposición digital. Publicar en tiempo real el destino de las vacaciones, compartir fotos desde el aeropuerto o mostrar que la casa está vacía puede convertirse en una invitación no deseada para los ciberdelincuentes, e incluso para ladrones tradicionales. En algunos casos, estos datos pueden ser utilizados para lanzar ataques de suplantación de identidad o para reforzar estrategias de ingeniería social, diseñadas específicamente para engañar al usuario con mensajes aparentemente legítimos.


En este contexto, es fundamental entender que la ciberseguridad no entiende de estaciones. Desconectar en verano no debe significar bajar la guardia digital. Protegerse empieza por adoptar hábitos responsables: utilizar conexiones seguras, evitar la exposición innecesaria de información personal, mantener actualizados los sistemas de seguridad de los dispositivos y tener siempre presente que, incluso durante las vacaciones, los riesgos digitales siguen activos.

Mientras disfrutamos del sol, el mar o la montaña, conviene recordar que nuestra vida digital continúa expuesta. Y aunque el verano invita a relajarse, en materia de ciberseguridad, más vale prevenir que lamentar.

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